sábado, 27 de octubre de 2007

Que sean niños los niños

Que sean Niños los niñosQue sean niños, y no clientes de las compañías de moviles, o vendedores de rosas en los bares, o estrellas descartables de la televisión.Niños, no limpiaparabrisas en los semáforos, o botín de padres divorciados o repartidores de estampitas en los subtes.Que no sean niños soldados, los niños. Que sean niños los niños, simplemente. Que no sean foto de una web pornográfica. Que no sean los habitantes de un reformatorio.Que no sean costureros en talleres ilegales de ningún lugar del mundo (*). Que sean niños los niños.Que no sean los que pagan las culpas. Los que reciben los golpes. Los bombardeados por publicidad. Que sean niños los niños. Todo lo aniñados que quieran. Todo lo infantiles que quieran. Todo lo ingenuos que quieran. Que hagan libremente sus travesuras. Que se dediquen a ser niños y no a otra cosa.Que no sean los que no juegan, los acosados por las preocupaciones,los tapados de actividades. Que sean niños los niños y se los deje preguntar sin levantar la mano, formar filas torcidas, llevar alguna vez la Bandera no por ser mejor alumno, sino por ser buen compañero.Que sean niños los niños y no los incentivados con desmesura a consumir todo lo que saca el mercado.Que sean niños, y no los que aspiran pegamento en una esquina o fuman en la otra, tan de nadie, tan desprotegidos. Niños, no nombres que tienen que rogar por recibir el apellido paterno o la cuota de alimentos. Que sean niños los niños.Y que los niños sean lo intocable, que sea la gran coincidencia en cualquier discusión ideológica; que por ellos se desvelen los economistas de todas las corrientes, los dirigentes de todos los partidos, los periodistas de todos los medios, los vecinos de todas las cuadras, los asistentes sociales de todas las municipalidades, los maestros de todas las escuelas.Que sean niños los niños, y no el juguete de los abusadores. Que sean niños, no "el repetidor" o "el conflictivo" o "el que nunca trae los deberes".Niños, y no los que empujan el carro con cartones. Que sean niños los niños, simplemente.Que ejerzan en paz el oficio de recién llegados. Que se los llame a trabajar con la imaginación o con lápices de colores. Que se los deje ser niños, todo lo niños que quieran.Y que los niños sean lo importante, que por ellos lleguen a un acuerdo los que nunca se ponen de acuerdo; que por ellos se dirijan la palabra los que no se hablan, que por ellos hagan algo los que nunca hicieron nada.Que sean niños los niños y que no dejen de joder con la pelota. Que sean niños en su día. Que lo sean todos los días del año. Que sean felices los niños, por ser niños. Inocentes de todo lo heredado.Escuela de Fútbol Irriki

miércoles, 10 de octubre de 2007

Para las Familias

En el Límite: Reconocer nuestras necesidades especiales
En el límite entre poder y no poder interactuar, de manera funcional, en la escuela, en la familia y en su grupo social, los niños y jóvenes con discapacidad intelectual leve viven una condición a veces muy difícil de afrontar.
Cuando la discapacidad es obvia, el diagnóstico es temprano y la aceptación es un reto urgente; cuando la discapacidad es leve se enmascara y la negación es terreno pantanoso para profesionales, padres y, por lo tanto, para el mismo niño con discapacidad.
El maestro Adalberto Santamaría tiene una larga trayectoria en la integración educativa. Su experiencia, ofreciendo apoyos específicos a niños y jóvenes con discapacidad intelectual leve y moderada y a sus familias, le permite afirmar: "es fundamental partir de un diagnóstico claro, pero éste ya no consiste, simplemente, en pruebas psicométricas que permitan medir el coeficiente intelectual. La nueva definición de discapacidad intelectual nos remite a una forma de diagnóstico más compleja pero mucho más objetiva, en la que no sólo se valoran las limitaciones del chico en determinadas áreas cognitivas, sino se busca evaluar cuáles son sus verdaderas capacidades, comprender cuáles son sus áreas altas de funcionamiento y cuáles las bajas, en diferentes rubros. Necesitamos conocer al niño en su interacción y nivel de funcionamiento dentro del contexto educativo y social en el que está ubicado, para valorar los retos que éste le presenta.
"Lo más importante de un diagnóstico así, es que nos permite ir más allá de un puntaje numérico, que sólo sirve para estigmatizar al niño y que muchas veces hace que los propios maestros piensen: 'sólo le voy a enseñar estos contenidos porque no va a poder con más'. El diagnóstico, hecho a partir del nuevo paradigma, es una base mucho más eficiente, sirve para generar un perfil de apoyos que responde a las necesidades específicas del alumno, en el contexto educativo y familiar en el que se desarrolla y que nos permite lograr aprendizajes significativos y funcionales para que el niño crezca en autonomía."Desafortunadamente, hay un tabú tremendo sobre la discapacidad intelectual - dice Santamaría. Los padres le tienen temor por la confrontación social tan fuerte que implica el término.